viernes, 23 de junio de 2006

UN PASEO POR EL GANGUREN

Entrada


Si vuestros pasos os conducen un día de estos hasta Archanda…, y si continuáis al monte Ganguren, llegareis hasta el frontón del vivero. Por su zona trasera, parte un camino de tierra que después de acompañarnos unos doscientos metros, se divide en tres ramales. Caminar por el central y un poco más adelante, junto a una pequeña caseta hallareis unas viejas fortificaciones. Solo veréis las ruinas de lo que en su tiempo fue El Cinturón defensivo de Bilbao. No podréis ver ninguno de los valientes hombres que lucharon con valor en aquellas posiciones y tampoco veréis ningún monumento, ni cruz que recuerde sus hazañas, pero si levantáis la vista hacia el cielo, tal vez escuchéis una voz desde lo profundo del azul, que os recuerde lo que allí sucedió. Es como una canción que muchos recordareis.
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Hay que retroceder al 5 de octubre (1936), dos días antes de la constitución del primer Gobierno Vasco, para señalar el primer paso dado en la dirección de lo que fue después impropiamente llamado “Cinturón de Hierro”, “Cinturón de Acero”, términos más usados por los adversarios que por los vascos mismos, los que denominaron a estos tempranos trabajos defensivos con el nombre de Cinturón Defensivo de Bilbao.

Verja de entrada

Este primer paso se dio en Bilbao en la forma de un Negociado de Fortificación, del que formaron parte arquitectos, ingenieros, peritos y contratistas. Se temía que la ofensiva desarrollada por los facciosos sobre Guipúzcoa iba a continuar dentro de Vizcaya; lo creyó también el enemigo, pero pronto se dio cuente de las dificultades con que iba a tropezar, y se paralizó el frente casi exactamente en el lindero de Guipúzcoa con Vizcaya.
Pero se pensó que iba a producirse un día u otro el ataque, y se pensó en estas fortificaciones destinadas a defender Bilbao.

Salida

El plazo que se fijó para su terminación cuando se decidió su construcción fue corto: 2 meses. Así, bajo la presión de un previsible ataque enemigo, se reúne gente apresuradamente y se inician los trabajos el día 9; hay una interrupción breve, acaso originada por la reorganización iniciada bajo las órdenes del Gobierno Vasco, y se reanudad los trabajos el 21 de noviembre por una orden (dada) al Decano-Presidente del Colegio de Arquitectos; el día 10 de diciembre se ordena en el sector de Bilbao que de 12.000 hombres trabajando, se reduzca a 2.500, organizándose en grupos de 100 a 200 a lo largo de las fortificaciones.
El problema consistía en dotar a todos los hombres de transporte adecuado, y también de las herramientas precisas.

Fortificación

En febrero, los obreros en los trabajos de fortificación ya eran de 3.000 con herramientas adecuadas, pro se quedan sin jefe directo, puesto que el responsable, capitán Alejandro de Goicoechea, se había pasado con los planos al enemigo.
Era el día 27 de febrero (1937).
Con los informes suministrados por el traidor, el enemigo sabía que solo se había podido cubrir el 40 por 100 del proyecto.
Y otras muchas cosas.
(Datos sacados de la Historia de Euskadi, de Martín de Ugalde)