sábado, 24 de noviembre de 2007
VENECIA
Ayer nos movíamos por la costa sur occidental de Italia. Hoy lo haremos por la costa norte oriental, es decir diametralmente opuesta. Por Venecia.
Los orígenes de la ciudad sobre 117 islas e islotes en el Lido, laguna protegida por un banco de arena, se remontan al siglo V. En aquel entonces, algunos de los habitantes de las zonas del Véneto y de Aquileya, acosados por los hunos (476) y por los lombardos (568), se refugiaron en las tierras pantanosas.
En la laguna los habitantes subsistieron dedicados a la pesca y a la extracción de sal. Debían obediencia al exarca de Rávena y estaban bajo la dependencia del imperio de Bizancio. En 697 aprovechan la debilidad del exarca y eligen como Dux vitalicio a Anafesto. Comienzan sus actividades comerciales en las que se incluía el tráfico de esclavos, prohibido por el Papado pero tolerado por sus grandes beneficios. En 810 Carlomagno envía a su hijo para apoderarse de Venecia pero sus naves se retiran después de tropezar con los obstáculos a la navegación de la zona.
Fue el elemento esencial en Venecia y los mercaderes fueron la fuerza dirigente del estado. De este modo fueron las ricas familias patricias quienes introdujeron una forma republicana de gobierno, que no existía en ninguna otra ciudad-estado italiana en la Edad Media. Estaban decididos a no ser mandados por cualquiera, especialmente cuando no servía a sus intereses financieros, y continuamente se alzaban en sangrientas rebeliones. Durante una insurrección contra el dogo Pietro Candiano IV, en el año 976, un incendio destruyó el centro de la ciudad, incluido el palacio del dogo, con los archivos de la ciudad y la primera iglesia de San Marcos. El mandato hereditario de los dogos, como se practicaba en los primeros siglos, tuvo que debilitarse gradualmente para preservar la paz interior. El poder del dogo fue deliberadamente limitado y, a su lado, creció un aparato estatal de control, cuyos miembros eran reclutados entre las grandes familias y miraban por sus propios intereses. Desde 1172 su órgano más importante fue el Gran Consejo, el Maggior Consiglio, que además elegía al dogo. Este consejo amplió el número de sus integrantes, pasando de 35 a casi 2.000. Con la Clausura del Gran Consejo (1297), los puestos del Consejo se convirtieron en hereditarios. Los nombres de las familias nobles con derecho a plaza fueron inscritos en el Libro Dorado. La Signoria, los cabezas del gobierno, eran el dogo, sus seis consejeros, los Consiglieri, y tres oradores de los Quaranta, los 40 miembros de la corte suprema. El principio básico de esta oligarquía patricia, la República veneciana, era reducir el número de puestos de gobierno de forma que fuera posible un control completo. El notable Consejo de los Diez, organización similar a una policía secreta de estado, fue introducido por primera vez en 1310 como reacción a la insurrección de Bajamonte Tiepolo contra la Clausura del Gran Consejo. Otro intento de golpe de estado, dirigido por el propio dogo, fue descubierto por los Diecia (1355). Marin Faliero había intentado también arrebatar el poder a las privilegiadas familias patricias del Gran Consejo.
Los venecianos carecían de tierra suficiente para cultivar intensivamente El uso de especias que soldados y peregrinos habían aprendido en Oriente pasó más tarde a las cocinas de la gente corriente. Los venecianos controlaron este comercio hasta el siglo XVI. A principios del siglo XV el comercio de especias movía anualmente 540.000 ducados. En un principio las mercancías de Oriente llegaban a Venecia en barcos bizantinos, pero pronto los venecianos armaron buques propios. A principios del siglo XV 3.000 buques mercantes navegaban bajo bandera veneciana, en su mayoría dedicados al comercio costero y la pesca. El comercio de ultramar estaba cubierto por cerca de 300 barcos que viajaban por su cuenta o en convoyes fuertemente armados que organizaba el estado, la mude. Las aventuras comerciales municipales eran más seguras y la Serenísima cobraba altos precios por la carga en las galeras y por la protección de los convoyes. Los propietarios privados que viajaban sin protección obtenían grandes beneficios por enfrentarse al riesgo. El riesgo personal en los negocios era menor formando una compañía, la colleganza. Por regla general esto se hacía entre dos mercaderes; uno permanecía en Venecia y ponía tres cuartas partes del capital y el cuarto restante era aportado por el que viajaba. La ruta más corriente que hacían las mude o convoyes iba de Inglaterra a Tana y Trebisonda, en el mar Negro. El principal país con el que comerciaba Venecia era Egipto. Otros puertos importantes eran Beirut y Bizancio.
En todas las grandes ciudades los venecianos tenían establecimientos comerciales donde establecían sus negocios y ejercían una considerable influencia política en muchos países. Aunque el comercio de esclavos había sido prohibido oficialmente desde el siglo IX, era una buena fuente de ingresos. Los esclavos se obtenían principalmente en Tana. La trata de circasianos y georgianos, de fe greco-ortodoxa, que eran revendidos en Egipto y el norte de África, no repugnaba a la conciencia por no pertenecer a la Iglesia Católica. El comercio de esclavos paganos no estaba prohibido. A mediados del s.XV Venecia preparaba cuatro grandes flotas anualmente escoltadas por galeras armadas.
En fin, podríamos seguir hablando más sobre Venecia, pero tal vez sea mejor hacer una visita a estas bonitas tierras.
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1 comentario:
Luego dices que no te gusta escribir: a mí me parece que eres un buen cronista de viajes!
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